ALGUNOS EFECTOS DE LA PANDEMIA EN EL APARATO PRODUCTIVO
En los últimos meses, la difusión mundial de la pandemia del Covid-19 ha alterado la dinámica social y económica de casi la totalidad de los países, obligándolos a adoptar u na serie de medidas de aislamiento social, con obvias repercusiones sobre la actividad productiva en general, y en particular, aquellas que prestan servicios.
Las estrategias adoptadas han sido diferentes y relacionadas con la capacidad de los respectivos sistemas sanitarios y económicos para enfrentar y soportar presiones de este tipo.
El sector turístico (hoteles, bares y restaurantes), así como la cadena de los servicios recreativos y de esparcimientos relacionados (agencias de turismo, alquiler de autos, eventos deportivos nacionales e internacionales, etc.), el sector de transporte (aéreo, ferroviario, marítimo) y, en general, todas las actividades que suponen aglomeración y traslado de personas se encuentran paralizados.
La globalización económica y las interdependencias productivas entre los diferentes países están provocando una fuerte caída de muchos sectores industriales por falta de abastecimiento de materias primas y productos semielaborados debido al cierre de las fronteras internacionales y de la parálisis productiva en otras economías (sobre todo en China). A esto se añade la caída estrepitosa de la demanda interna de los consumidores y de la demanda exterior como efecto directo de la fase más crítica (cordones sanitarios, cuarentena y toque de queda) del contagio epidemiológico.
En los mercados financieros la situación es similar; después de moderadas fluctuaciones iniciales, la incertidumbre por las perspectivas económicas ha provocado acentuadas contracciones en los mercados bursátiles, la volatilidad delas tasas de interés de corto y largo plazo y de las cotizaciones cambiarias.Cabe señalar al respecto el fuerte desplome del precio internacional del petróleo, a consecuencia de la disminución de la demanda internacional del crudo por el bloqueo productivo existente y el frustrado acuerdo entre los países productores para reducir el volumen de extracción y exportación (oposición de Rusia). También es significativo el desplome de los precios de las materias primas como es el caso del cobre, lo que se traduce en un fuerte deterioro de los términos de intercambio con graves consecuencias para los países exportadores de esas commodities.
Para hacer frente a esta situación, los bancos centrales de los países afectados han inyectado liquidez en el mercado para garantizar su estabilidad y evitar la ruptura de los mecanismos de pago y una mayor crisis del sistema económico en su conjunto.
La crisis provocará un mayor deterioro del déficit público y una fuerte recesión macroeconómica. Se necesitará una mayor erogación de recursos para sustentar los gastos en salud, no solamente para hacer frente a la actual situación de emergencia sino también para fortalecer las estructuras hospitalarias colapsadas (asegurando la entrega de equipos y potenciando la infraestructura) y reforzar el personal médico y de enfermería (asunción de personal) en el corto, mediano y largo plazo.
Se requerirá también de fondos públicos para contrarrestar y sustentar la emergencia social; es decir, las dificultades de determinados sectores económico-sociales afectados por el estancamiento económico y por la dificultad de generar u obtener ingresos propios (como en el caso de los trabajadores por cuenta propia y los vendedores ambulantes que viven de los ingresos diarios). Otro ámbito de la intervención estatal debería orientarse a las micros, pequeñas y medianas empresas para compensar los efectos recesivos de la crisis sanitaria y para limitar la reducción de los puestos de trabajo.
Estos impactos económicos, de por sí muy significativos, podrían empeorar en la medida en la que se extendieran a un número creciente de países occidentales provocando verdaderas parálisis de las cadenas globales de valor
A continuación, se presenta una aproximación de los efectos probables de la pandemia en las actividades económicas, desde la perspectiva de los países en desarrollo, poniendo en evidencia el efecto precio y el efecto volumen en el valor agregado de las actividades económicas. Lógicamente, el efecto sobre el PIB dependerá de la ponderación de cada una de esas actividades, así como de la estructura tecnológica (insumo-producto) de cada una de las industrias.
Posibles impactos (variaciones) del coronavirus en el valor agregado de las actividades económicas Desde la perspectiva de los países de América Latina y el Caribe
Por otra parte, es necesario no descuidar los efectos sicológicos que la pandemia del Covid-19 que puede tener sobre el comportamiento de los consumidores (familias) y empresas; en Italia, por ejemplo, se teme que durante los próximos meses, así como una vez superada la crisis sanitaria, pueda manifestarse un rechazo de los productos italianos a escala mundial, lo que dificultaría la reactivación del aparato productivo, generando una situación económica insostenible. Una situación análoga a la experimentada inicialmente por China, considerada “culpable” del surgimiento y expansión del coronavirus, que provocó acciones de intolerancia racista.
Al respecto, las redes sociales juegan un importante papel, pues se encargan de difundir informaciones y mensajes que se basan en lógicas que muchas veces amplifican el temor ciudadano, agravando la situación socio-económica de la población.
Uno de los aspectos “positivos” (oportunidades) de la crisis ha consistido en estimular, entre los empresarios, cierta reconversión productiva; es este el caso de algunos productores textiles italianos que, frente al déficit de mascarillas existentes (China era el principal productor y proveedor mundial antes del surgimiento de la pandemia) optaron por reconvertir sus líneas productivas, lo que garantizó la permanencia de los trabajadores empleados. La misma Ferrari está aportando con la producción de ventiladores mecánicos.
Otro ejemplo importante es el del fabricante chino de coches eléctricos BYD que, en pocas semanas, logró adaptar las cadenas de montaje existentes y convertir su empresa en la mayor productora de suministros sanitarios del país. Actualmente, puede fabricar 5 millones de mascarillas al día según los estándares de calidad requeridos, además de 300.000 botellas de desinfectante. También puede producir maquinaria para esa línea industrial1.
Este no es el único ejemplo de lo que las empresas pueden hacer. En efecto, el gobierno británico envió a Jaguar, Rolls Royce y otras sesenta industrias planes para el aprovechamiento temporal de sus instalaciones para fabricar respiradores mecánicos. También Airbus recibió el encargo de producir más de 20.000 de esos aparatos. “Las empresas pueden participar en cualquier parte del proceso productivo: diseño, producción, montaje, prueba y distribución”2.
Cabe señalar la iniciativa de un pequeño emprendimiento familiar chileno (Couretex) que está produciendo mascarillas de cobre para hacer frente a las necesidades internas e internacionales con el propósito de disminuir las posibilidades de contagio interpersonales. En efecto, la utilización del cobre en el tejido de las mascarillas funciona como una barrera para impedir la transmisión del coronavirus3. Esta pyme opera en Valparaíso desde hace más de 10 años e inició sus actividades para satisfacer las necesidades de un nicho de mercado no cubierto, relativo a la producción de prendas de vestir que protegieran a los trabajadores de las minas que se contagiaban de hongos.Ahora su producción se ha diversificado y se basa esencialmente en la utilización de algodón y cobre.
Finalmente, existen también sectores económicos que se beneficiarán positivamente de esta coyuntura de crisis. Por ejemplo, todas las actividades vinculadas a la industria farmacéutica, al tele-trabajo y a las video-conferencias, además –obviamente- de aquellas relacionadas con la desinfección de los hogares y la producción de alimentos envasados y de larga duración (resultado de fenómenos de acaparamiento para la acumulación de existencias). Significativos son los cambios experimentados también en los canales de comercialización y distribución, potenciándose las ventas on-line y las actividades de delivery (entrega a domicilio).
Para concluir, la crisis que afecta a casi la totalidad de países puede modificar la estructura productiva (privilegiando lo producido en el propio territorio para disminuir la dependencia de semielaborados importados) así como el comportamiento más responsable de los consumidores (hogares) y de los productores (empresas).
Es de esperar que el mundo aprenda de esta crisis…¡si salimos vivos de ella!.
1. ABC reportajes, El fabricante chino de coches BYD se convierte en un mes en el mayor productor mundial de mascarillas contra el coronavirus, en: https://www.abc.es/motor/reportajes/abci-fabricantechino-coches-convierte-mayor-productor-mundial-mascarillas-contra-coronavirus202003171729_noticia.html.
2. Ibidem.
3. Una de sus particularidades es ser reutilizable pues puede resistir a más de 50 lavados y tiene una durabilidad de hasta un año. Fuente: Blog InvestChile, Noticias, análisis y data sobre IED, Coronavirus:
mascarillas de cobre made en Chile para reducir el contagio, https://www.abc.es/motor/reportajes/abci-fabricantechino-coches-convierte-mayor-productor-mundial-mascarillas-contra-coronavirus202003171729_noticia.html.